Como nació mi ser completo, Lesan Mora

Llevo mucho tiempo en una dualidad, siendo racional y una creativa explorada. Contadora de historias, pintora, artesana, no se… Mi madre decía que esto era un don con el que se nacia, no se hacia, —o una maldición—, según se mire. Solo sé que mi pasión por los libros, por escribir y por esta profesión forma tanto de mí, cómo lo hacen mis huesos, mi sangre o mi corazón. Es así y no logro cambiarlo… Mejor dicho, no quiero cambiarlo.

Comprendo que para muchos resulta extraño cuando cuento como comencé a escribir, no obstante, es cierto: lo juro…

Todo empezó por una “bronca” de una profesora cuando tenía diez años. Y no la culpo, siendo objetiva, tenía todo la razón del mundo… Si, es cierto. Admito que tenía una caligrafía espantosa y que por más que mi madre me hiciera trabajar durante horas con cuadernillos de caligrafía, no conseguía mejorar. Aquello pese a mi corta edad me preocupada… Siempre me ha gustado aprender, saber, estudiar; eso unido al hecho de que era la “niña buena”, “la estudiante modelo”, “la que no causaba ningún problema”, suponía un problema para mí. TENIA que mejorar. Por eso una tarde, mientras acompañaba a mis padres en una visita familiar, comencé a escribir… —Para ser sincera, en un principio lo hice por qué me estaba aburriendo soberanamente-; sin embargo, al hacerlo, algo en mi cambió… Al principio me decía que lo hacía para mejorar mi letra, mi forma de escribir, no obstante, era consciente de que me estaba engañando a mi misma. Había algo más en todo ello.

El escribir me ayudó a desarrollar algo que me ha acompañado desde que nací: una gran imaginación. Soy hija única de un matrimonio mayor, y durante mi infancia pasaba mucho tiempo o bien jugando sola, o con personas mucho más mayores que yo, por lo que tendía a aislarme en mi propio mundo. Un mundo en el que todo era posible, eso y convertirme en a escribir en escritora fue algo natural. Algo básico… Sobre el papel aquellos personajes cobraban vida, solo había un problema; era incapaz de terminar una historia. La inmadurez, la inconsciencia, o simplemente la vida, me llevo a que me fuera imposible escribir la palabra FIN en uno de mis novelas… Es más algunos de ellos terminaron presas del fuego en un “arrebato artístico”… Sin embargo, siempre continué adelante, albergando la secreta esperanza de convertirme algún día en una escritora de éxito.

Ahora, ya se sabe que los deseos no tienen por qué convertirse en realidad, y yo nunca confié demasiado en mi capacidad cómo escritora; así que continué mi vida por otro camino. Seguí escribiendo, eso sí, ahora, como un mero hobby, como una manera de poner mis pensamientos en orden. Yo escribía novelas inacabadas, mientras otros rellenaban diarios durante años… Aún así nunca abandoné el deseo de llegar a serlo… De hecho, sabía con el seudónimo que firmaría si algún día llegara a publicar. No obstante, cada vez más, lo veía cómo un sueño inalcanzable, como algo tremendamente complicado… Un laberinto de editoriales, agentes literarios, ventas, etc… Tanto es así que llegué un punto en el que comencé a somatizar todo eso, a aceptar que ninguno de mis escritos, de mis novelas o mis cuentos verían la luz algún día…

Hasta el punto en que Internet se cruzó en mi vida.

La primera vez que navegué por Internet lo hice por motivos que no vienen al caso. A pesar de ello, no me arrepiento en absoluto. Aquello me sirvió para abrirme paso a nuevos mundos, para descubrir muchas cosas… Siempre he dicho que todo depende del uso que le des. Mal utilizado, la net puede ser un peligro, — de hecho existe un gran vacío legal en este tema del que se están valiendo muchas personas para cometer toda clase de delitos—; sin embargo, utilizado con cabeza, de manera racional, es una herramienta muy útil. Y fue precisamente aquí cuando comencé a descubrir que existía una posibilidad, por remota que esta fuese, de publicar y desarrollarme como escritora.

De hecho, fue una de las amigas que hice en la net, la que me abrió la puerta. Ella tenía una pagina en la que colgaba sus relatos, y me ofreció la oportunidad de escribir para ella… Solo había un problema, si lo hacía tenía que escribir relato erótico y yo nunca había tocado ese tema… De hecho, no tenía ni la más mínima idea de cómo hacerlo. Tanto es así que fue la propia Anna fue la que me sugirió que cogiera uno de sus relatos y lo continuara allí donde ella lo había dejado. Así fue cómo nació mi primer relato “De la cocina al escenario. Historia de una trasformación”… Después de aquello hice algo que siempre se me ha dado muy bien: dejarme guiar por la inspiración. Hay quien dice que me dejo guiar por la corriente demasiado, sin ser capaz de expresar mi voz, pero no creo que sea así. Simplemente hago algo que sé que se me da bien: Observar. Ver las historias y el modo en que son contadas. Convertirme en una espectadora, para luego pasar a ser la voz de aquellos personajes…

Quizás por eso me guste tanto el cine. Para mí, al escribir, pasa ante mi una película de la cual yo solo soy la voz narradora… Ahora, esa es otra historia que no viene al caso…

Cuando terminé los dos primeros relatos y llegó el momento de llevarlos al registro y publicarlos, me surgió un problema: ¿ Que nombre iba a utilizar?… Tenía muy claro que no querría el mío propio, y el que hasta entonces había pensado cómo Seudonimo, me pareció demasiado simple… No me sentía identificado con él… Tenía muy claro que el apellido sería Mora, por la tradición artística que tuvo en mi familia, y por qué era el apellido materno de uno de mis abuelos… Pero, ¿y el nombre?… Necesitaba uno que le aportara cierto toque de misterio, de glamour, tal vez un poco desfasado…

Barajé distintos probabilidades con las que no me sentía demasiado identificada, hasta que me vino a la mente algo… Cuando era pequeña tuve una temporada en la que me dio por jugar bastante con las palabras… Hoy en día sé que eso lo llamamos hacer anagramas, pese a que para mí era un simple juego. Algo que hacíamos cuando jugaba con mis primas o con mis amigas… De repente dejabas de ser Maria… para convertirte en Tari, Nasu o en mi caso Lesan… Fue entonces cuando supe que lo había encontrado… Me llamaría Lesan Mora, escritora… A donde llegara, era harina 

Lesan Mora 2023